escribir un poema
se parece mucho
a rezar,
como si invocáramos a un santo
para que nos cure el insomnio,
que escuche nuestros gritos,
que nos alivie la soledad
y el espanto,
escribir un poema
es prenderle una vela al amor
todas las veces,
para que llegue
o para que no se apague nunca.
no es posible escribir un poema
sin fe.
todos los poetas
somos creyentes.