tuvo que arder el dolor
y las cenizas del dolor
que vendrían a ser
lo más parecido
a los recuerdos del dolor,
tuvo que salir todo ese humo
negro y tóxico,
tanto que la vecina llamó por la medianera
para ver si pasaba algo.
tuvo que llover
y sonar “zzzzzziii” sobre las brasas,
como una guitarra distorsionada
con el amplificador al palo.
se me tuvo que cerrar el pecho,
tuve que toser mucho,
llenarme de moco,
largar toda la mierda,
y creéme que fueron
demasiados pañuelos.
tuve que prender fuego
todas las páginas,
todas en su totalidad,
menos las que estaban en blanco,
y recién ahí,
después de mucho tiempo
pude sentarme
a escribir de nuevo.