4.8.12

aspirinetas


los Oliverios, el de la película y el de la vida real, buscaban a la mujer que supiera volar. yo busco algo menos pretencioso, sin embargo llevo casi tres décadas sin lograr encontrar al hombre que guarde aspirinetas en el baño. sí, las chiquitas, las rosas, esas mismas. y en esto, como los Oliverios, también soy irreductible, si no tienen aspirinetas pierden el tiempo conmigo.
el día en que fui a tu casa y te pedí de pasar al baño no quise revisarte el botiquín, hice un esfuerzo inmenso, casi sobrehumano, para no abrirlo. no quería que vieras mi cara de desilusión al salir con ese gesto que han visto tantos otros sin lograr descifrar lo que había ocurrido, ese gesto de decepción, de ruptura de algo inexplicable, ese gesto que sólo se traduce en “vos tampoco sos”.
pero no soy tan buena como para obviar la inspección de tu baño sólo para ahorrarte el interrogante de mi repentina fuga, también hay otra explicación: no quise quemar las naves. por una vez, yo, la piromaníaca del amor decidí quedarme con el fósforo sin encender en la mano. es tan grande mi deseo de quedarme en vos que quise salvarte de mí, darte un changüí, ponerte en alerta. es más, quiero tanto que vos sí seas, que por las dudas te paso un dato, en Farmacity están de oferta. 

4 comentarios:

  1. Agus5.8.12

    ¡ojo el piojo! rarísimo en vos eso de poner en alerta.
    es precioso este texto, hace mil años que no te leía en prosa.

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  2. Anónimo5.8.12

    JAJA! BUENISIMO!!

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  3. Hermoso lo que escribís Mariana! Jamás te leí en prosa. Ahora me envicié: quiero más. Beso!

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  4. OLIVERIOS......sera de Dios.... asi somos los que irreductblemente soñamos con una mujer alada....un amor etereo y contundente...que linda tu rima y tu ritmo......ya compre ( por si acaso) una caja de aspirinetas.....
    soy el Oliverio uqe hace un instante te descubrio y muere por volver a leerte.

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