21.9.10

abriendo juego

y un día,
en la función repetida de esa barra,
aparecieron tus ojos
como dos dados recién tirados.

así viniste,
como quien ignorando
la discordia de los terceros,
entra sin pedir permiso
y acierta el dardo.

así hubo tu mirada,
decretando el insomnio,
cantando envido.

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