que
dormía sin frazada
ante
mi piromanía
hoy
se le frunció el ojete.
me
vi tentada a prender fuego
el
cuaderno naranja.
deben
ser, sin exagerar,
cerca
de mil páginas de historia:
nuestra
historia.
ahí
está todo o casi todo,
la
descripción minuciosa
de
nuestros encuentros,
tus
dulzuras, tus guachadas,
habla
de esas mañanas en las que
todo
estaba iluminado por tu presencia,
de
esquinas marcadas por una cita
con
vos a las seis y media,
cuenta
de la capacidad extraordinaria
que
teníamos para convertir
las
noches estrelladas en tormentosas,
de
cómo acumulábamos campeonatos
en
nuestro deporte preferido:
la
redundancia.
ahí
está todo o casi todo,
tus
brackets oxidados, la moda de mis veinte,
boletos
de colectivo y entradas a recitales
señalando
los capítulos culminantes,
esos
con los que hicimos reventar el rating
que
se medía entre nuestro grupo de amigos.
¡ahhh!
es que al cuaderno naranja no le falta nada:
portazos,
traiciones, actos heroicos,
accidentes
de autos, internaciones,
drama,
mucho drama,
pasos
de comedia y todo el amor
que
puede caber en la madrugada.
ahí
está todo o casi todo,
está
también esa suerte de obituario
donde
te anuncié muerto tantas veces
y
bocha de fotos donde
tenemos
cara de inseparables,
de
indestructibles.
por
momentos,
el
cuaderno naranja
miente
más que Clarín.
hoy
estuve a punto de quemarlo.
tenía
la salamandra abierta,
los
fósforos ansiosos
y
el cuaderno naranja
haciendo
llagas en mis manos.
no
pude hacerlo.
¿qué
clase de imbécil
trataría
de prender fuego al fuego?
Impecable, y una primera estrofa demoledora. Sos grossa, Kruk.
ResponderEliminartodos tenemos un cuaderno naranja que no podemos prender fuego. gracias por esto.
ResponderEliminarGracias Mariana.
ResponderEliminarSIEMPRE me sorprendés.
Lucía.
qué lindo es encontrar otra pirómana!
ResponderEliminarsaludos!
Lo hubieras apagado...
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