* aquí va un espejo del archivo de word de lo que terminó siendo "piromanía", mi tercer libro, editado por Cartonerita Niñabonita en Zaragoza, España. lo que van a encontrar en él son algunos poemas de "hasta la última uva", de "migas", y otros que hasta momento estaban inéditos, algunos de ellos fueron apareciendo en el blog, otros no.
queda de manera virtual totalmente liberado para los lectores.
piromanía
mariana
kruk.
Si tu signo es arder,
arde con todo.
Silvio
Rodriguez.
a Hugo
soy
poeta.
antes de ser hija de mis padres,
hermana de mis hermanos,
y amiga de mis amigos,
yo soy poeta.
antes de ser la eterna
estudiante de letras,
adicta a pueblos en los mapas,
lejanos o no tanto según la ocasión
y necesidad de huir lo dispongan,
yo soy poeta.
antes de ser alérgica a las oficinas,
ex novia de mis ex novios,
creyente del otoño,
malabarista del mes de Abril
y amante caritativa en noches frías,
yo soy poeta.
antes de ser una compulsiva emisora
de mensajes en la madrugada,
antes de ser semilla,
y ojos verdes
y enamorada tuya,
yo soy poeta.
vejez
a estas horas
la vejez es una araña
que teje mansamente
la peor de mis pesadillas.
resaca
entonces te digo
que enamorarse es la cosa
más fácil del planeta,
pero que hace rato no,
no estoy enamorada de vos.
lo que tengo, querido,
es una resaca de vos
que no se me va más.
y vos, tan maquiavélico, me contestás
que el mejor remedio
para la resaca
es tomar más de lo mismo.
(lo dicen borrachos expertos
y hasta las abuelas)
y yo no sé, no sé, no sé
o no quiero saber que sí sé.
sí sé, sí sé, sí sé.
quiero beber de vos
hasta morir de cirrosis.
hay sol allá afuera
hay
sol allá afuera,
comentan
los árboles,
las
ventanas y la televisión.
hay
sol allá afuera,
probá,
quien te dice,
sea
una buena estrategia.
hay
sol allá afuera,
gritan
los dolores que quieren secarse,
que
creen todavía que pueden secarse.
hay
sol allá afuera,
te
susurra al oído la noche,
tendiéndote
otra trampa.
la misma piedra
abrió
sus ojos
dando
inicio a la luz.
dijo
“vino” como
quien
dice “abracadabra”.
la
primavera instalada
y
los pies prontos al vuelo.
“salud”
dijo,
y
acercó su boca.
mi
corazón redondo, redundante,
no
pudo más que reincidir.
¿A cuántos hombres has tenido que olvidar?
Pedro
Almodóvar.
llaga
ya no importa
quién fui antes de vos,
a quién quise,
en qué camas me acosté,
cuántos nombres
rodeados de garabatos
llenaron mis papeles.
pasaste por mí
como pasa el fuego.
hoy llevo una llaga
en el lugar donde
hubo un corazón
que ya ni yo recuerdo.
edición
no hay lugar
para el pasado,
le dije.
editemos los dolores.
hagamos lo que nadie hace,
guardemos silencio,
misterio, razones.
evitemos la repetida
y engorrosa cuestión
de los prontuarios.
ganemos besos,
manos, rincones.
ya habrá tiempo
para arruinarlo.
silviocidio
llueve
y cuesta la noche
sin
la posibilidad de tu ruleta.
-chau-
dije
cuando
debí morderme la lengua.
“fin”
escribí en tu buzón
como
una ametralladora.
una
sola luna bastó
para
el arrepentimiento.
ahora
resta putearme en los espejos,
morir
de canciones autobiográficas
y de estupidez.
parafraseando
sería bueno que te enteres, querido,
que yo jamás llego por “b” al destino.
mi despedida es un intento malherido,
un chiste ambicioso y malo.
evitaré cada techo cuando truenes,
desperdiciaré toda oportunidad para tu olvido.
me interrogás con Sabina y te contesto,
Hugo, ¡por favor!, no seas ingenuo.
mi adiós sólo maquilla un hasta luego,
mi nunca siempre esconde un ojalá.
15 “D”
este
amor se autodestruirá en
15,
14, 13…
las
despedidas suceden en planta baja,
suelen
ser humillantes para el que abre la puerta
y
mira con ojos de “no te vayas”
e
insiste en un beso triste,
unilateral,
de abrazo corto.
para
después volver a subir, lento, roto,
al
departamento vacío,
a
chequear si el celular
que
nunca sonará
tiene
señal.
yó-yó
fui
tu recreo,
tu
improvisación,
el
deseo que sucede
a
la última gota de alcohol,
el
mensaje incendiario de las dos.
algo
colgando de un hilo
ansiando
que te invadan
esas
ganas lúdicas
que
me llevaban hasta
tus
manos.
eso.
un yó-yó.
si al
menos lloviera.
el sol entra rabioso por la ventana,
si al menos lloviera no desentonaría tanto
con mi cara de callejón sin salida.
contrabandista de ausencias,
coleccionista de finales infelices,
escritora con faltas de ortografía,
eso
soy.
versos redundantes y mareados,
boca reincidente y amarga.
manga gastada en el codo
con el que borro tu nombre,
tinta negra y esa cuestión adictiva
con la que lo vuelvo a escribir,
eso
tengo.
si al menos lloviera no desentonaría tanto
en esta mañana de sol hostil
con mi cara de te quiero y vos no,
con estos ojos de tango,
con estos huesos de bandoneón.
pedido.
si no vas a ser original,
si no planeás decirme:
“sí, vení, besáme,
te quiero, fuguémonos
en mi moto de mierda”
te voy a pedir entonces,
encarecidamente,
que no aparezcas
nunca más.
otra
vez fin.
las fichas
van cayendo
como los hielos
en el vaso.
la botella se vacía
resolviendo el crucigrama.
bostezo la espera,
bostezo mis bostezos,
bostezo tu respuesta
diciendo otra vez:
no puedo.
gastada la guitarra,
grita la trova,
aburre.
simplifico de una vez.
escribo tu nombre
en una partitura,
la prendo fuego,
y pongo al mango
un buen
rock and roll.
que vuelvas
otra
noche se viene y no creo que llueva,
ni
siquiera hay elegancia en mi tristeza.
ando
los fantasmas que soy,
me
espanto de mi misma:
burda,
arrepentida y patética,
absurda
como una puta sin clientela,
anulé
tu posibilidad como quien anula
un
cuarto en una gran casa vieja,
sin
más cerré la puerta.
hoy
echo humo por las sienes
buscando
alguna manera,
eficaz
y extraordinaria,
para
pedirte que vuelvas.
naufragio.
vos
con tu adicción al timón
y
yo con este corazón
tan
propenso a irse al carajo.
si
por definición
no
se puede tener dirección
en
un naufragio,
entonces
me propongo
dejar
las preguntas
a
un costado
y
volver a tu boca.
para
ser más clara
quiero
decir que sí,
que
estoy borrando con mi codo,
que
quizás no importe demasiado
la
ausencia de una brújula,
prefiero
tu tempestad
a
este alma que se estruja
extrañándote
en el estribillo
de
cada canción,
quiero
decir que una vez más
estoy
tirando mi botella al mar,
que
me quedo esperando
la
señal de tu faro
para
correr a tus brazos
y
ahogarme en vos.
tu nombre
yo
ya no sé qué
de
lo mío es realmente mío
y
qué deviene de él,
qué
cosa me pertenece
desde
siempre y qué es raíz
o
cicatriz de tu nombre,
no
recuerdo qué había,
si
es que había algo,
antes
de pronunciarlo
por
primera vez.
por si tenés
hambre.
acá
están,
siempre
van a estar,
mis
oídos
por
si querés ser escuchado,
acá
están,
siempre
van a estar,
mis
ojos,
por
si querés ser leído,
acá
está,
siempre
va a estar,
mi
corazón,
por
si tenés hambre.
todo eso.
la
gente que me rodea
y
el abismo que nos separa.
el
espejo lleno de espejismos,
los
insultos para adentro.
el
vacío en la boca del estómago,
la
impotencia, la rabia.
los
caminos de tierra,
los
años que lleva esta sequía.
los
hermanos Grimm y tan grueso complejo,
los
mapas como una huída.
el
ángel negro en el hombro izquierdo,
la
suerte siempre en el bolsillo agujereado.
la
manzana prohibida y el libre albedrío,
la
muerte acechando en la mirada.
todo
eso y Hugo, como un cigarrillo
mal
apagado sobre mi corazón.
lluvia
llueve afuera,
desprolijo, con urgencia,
como un berrinche,
como una protesta,
así llueve.
yo creo que sería,
honestamente,
un gesto sabio de tu parte,
si te arrimaras a compartir
tremenda humedad conmigo.
dale,
hagámosle competencia,
desprolijos, con urgencia,
a la lluvia
de ahí afuera.
Cuando un taxi es una ambulancia.
Joaquín
Sabina.
otro
jueves.
la primer piedra en tu mano,
mi corazón propenso al tajo.
blanco el jazz de fondo
igual al fondo del trago naranja
que dejé sobre la barra
donde otro me dijo que no.
salgo y salto adoquines.
subo a un auto. me resulta
inevitable no tararear a Joaquín.
el hechizo se despliega,
esta vez, sobre Palermo.
vos dispuesto a demostrarme
de qué estamos hechos.
vos lloviendo sobre mí
y yo tan despierta.
te miro, me maravillo,
me entrego, nos sé:
vos fósforo, yo madera.
no importa cuánto
nos esforcemos en arruinarlo,
siempre habrá entre nosotros
otro jueves, otro taxi
y las mismas ganas de arder.
colillas.
charlas para alquilar balcones.
aburrimiento. tedio.
pulso acelerado. punto muerto.
ansiedad. relajación.
timidez. deseo dilatado.
bocas separadas. estupidez.
fuego en el borde. fuego en el centro.
espera. planes. huidas.
historia. política. anarquía.
bar. desolación. soledad.
noche. uvas. malta. poesía.
desesperación. tristeza. euforia.
tiempo consumido. tiempos verbales.
nombres. pronombres personales.
yo, tú, él.
tú.
tu guitarra.
nosotros, vosotros, ellos.
ellos.
maldición. ellos.
éxtasis. excesos. extremos.
o simplemente nada.
tantas cosas puede decir
un cenicero lleno.
estallidos
los
estallidos son
por
definición
necesarios.
no
pueden
ser
tan malos,
digo.
como
tocar fondo,
como
llegar
hasta
la última gota
de
la botella,
como
beberse el dolor,
acabarlo.
puentes.
era
fácil el amor de madrugada
con
nuestra colección de puentes,
de
Quilmes a San Isidro
como
una bengala festiva
sin
preámbulos ni escalas.
de
tu mano a la mía una botella vacía,
de
tu beso al interrogante el rocío,
del
sol al vacío sin escándalos,
de
la música al ruido,
obviando
las nueces.
aspirinetas
los Oliverios, el de la película y
el de la vida real, buscaban a la mujer que supiera volar. yo busco algo menos
pretencioso, sin embargo llevo casi tres décadas sin lograr encontrar al hombre
que guarde aspirinetas en el baño. sí, las chiquitas, las rosas, esas mismas. y
en esto, como los Oliverios,
también soy irreductible, si no tienen aspirinetas pierden el tiempo conmigo.
el día en que fui a tu
casa y te pedí de pasar al baño no quise revisarte el botiquín, hice un
esfuerzo inmenso, casi sobrehumano, para no abrirlo. no quería que vieras mi
cara de desilusión al salir con ese gesto que han visto tantos otros sin lograr
descifrar lo que había ocurrido, ese gesto de decepción, de ruptura de algo
inexplicable, ese gesto que sólo se traduce en “vos tampoco sos”.
pero no soy tan buena
como para obviar la inspección de tu baño sólo para ahorrarte el interrogante
de mi repentina fuga, también hay otra explicación: no quise quemar las naves.
por una vez, yo, la piromaníaca del amor decidí quedarme con el fósforo sin
encender en la mano. es tan grande mi deseo de quedarme en vos que quise
salvarte de mí, darte un changüí, ponerte en alerta. es más, quiero tanto
que vos sí seas, que por las dudas te paso un dato, en Farmacity están de
oferta.
sábado a la noche
el
deseo se alza como
un
demonio incontrolable
dentro
mío.
tengo
el morbo y la sangre
a
punto de entrar
en
ebullición.
mis
hormonas no saben
de
estaciones, te dije.
por
suerte San Telmo
está
lleno de umbrales.
un trago y te beso
cuando
mucho podré
aguantar
un trago.
un
trago y te beso.
no
se tratará de mi ansiedad
irremediable,
no
esta vez.
nada
en el mundo ha tenido
más
preámbulos que
vos
y yo.
un
trago y te beso.
no
se tratará de mi piromanía
crónica,
no
esta vez.
pasar
a los papeles,
también
es una cuestión
de oficio.
trabalenguas.
donde hubo fuego
Hugo pasó.
donde Hugo fue
hubo fuego.
fuego y Hugo hubo.
fuego hubo dije.
hubo Hugo.
ayer,
en mi corazón.
ácaro
todo
es un lugar común
cuando
te espero.
soy
tan patética y predecible
que
hasta llego
a
pensar que en verdad
no
merezco tu llegada.
me
disminuyo,
soy
un ácaro,
mi
propia sarna,
no
hay ducha en vinagre
que
acabe conmigo,
que
calme este picor,
que
cure estas manos lastimadas
de
tanto rascarme tu apellido.
soldaditos
es
innegable,
entre
vos y yo hay combustible,
una
inmensa cápsula de combustible.
si
alguno de los dos prendiera un cigarrillo
o
la luna
o
un verso,
la
ciudad estallaría por el aire.
pronóstico
extendido:
todo
roto. todo.
restos
de corazones, de bocas
de
papeles, de canciones,
de
plazas, de estaciones de subte,
de
amores, de besos,
de
espejos rotos decorando
las
avenidas también rotas,
convertidas
en un único gran bache.
escenografía
cantada:
el
desastre.
y
nosotros:
los
culpables.
soldaditos
desnudos,
tumbados,
agonizando
en el fuerte.