4.6.12

de nada sirve


qué mano macabra
nos cruza y nos vuelve a cruzar
en el asfalto, como dos manchas de
tinta, o de aceite, o de vómito.

ahí estamos,
en el enchastre,
simbióticos.

ahí estuvimos,
desde siempre,
patinando,  
chochándonos,
haciendo chocar
todo lo chocable,
desde las copas
hasta los taxis.

tenías razón
aquella vez
y todas las veces.

de nada sirve
que me despida.

si cada vez
que levanto una mano
para decirte chau,
el titiritero
me obliga a levantar 
la otra,
para sostenerte,
para llevarte a casa.

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