22.1.14

vos

vos sos lo
que se subraya
en un libro.

el anagrama
donde estaba
oculta la belleza.

una
balada
de Harrison.

el As que
guardaba San Telmo
en su manga.

lo que
no estaba
en el pronóstico.

el giro narrativo
que cambia
todo el cuento.

8.1.14

envidia



envidio profundamente
al resto de las mujeres
que no te conocen,
que andan, besan, se desnudan,
mienten, beben, se enamoran
ignorando que en el mundo
anda suelta  tu hermosura.

para ellas debe ser sencillo vivir,
sin el deseo permanente
y enloquecedor
de besarte la boca.

5.1.14

efemérides



la mañana que mataron a Lennon,
el día que acribillaron a Lorca,
la supuesta llegada del hombre a la luna,
el 24 de marzo que oscureció todo,
el fin de cada una de las guerras,
la vuelta de la democracia.

fechas imposibles de olvidar,
como la tarde en que escuché
por primera vez a Silvio,
como la noche en que
me devolviste la ternura.

el poema que cierra #ningunanuez

amargo

mientras cada cual atiende su juego
la tristeza crece de manera cuántica.
un aburrido decide expulsar
a Plutón del sistema solar,
Francesca no se decide a abrir
la puerta de la camioneta,
Mario está internado,
Idea se fue
y la misma bala sigue acabando
todos los días con Ernesto.

y
la vuelta
de tuerca
que no llega.

y
la lluvia
lloviendo
tanto corazón.

y
vos,
esquivando
todas mis misivas.

qué hacer
con este sentimiento
de fin del mundo,
de hasta acá,
caput, no more.





2 de mayo de 2009

dice Nicolás M. Poulsen en la contratapa #ningunanuez



Es difícil encerrar una parte de la obra de una poeta —utilizo el término «poeta» con género femenino como un gesto de complicidad hacia Mariana— en un libro. Y es más difícil aún describir la sinécdoque que resulta. La obra poética está viva: es como mirar un río. Y nadie se sumerge dos veces en un mismo poema. Releo la obra poética de Mariana y nunca encuentro las bisagras: cada nuevo poema es el mismo río. Quien escribe poesía, la escribe permanentemente. No se puede disociar un poema del resto y, a la vez, todos caben en uno. Hay aristas estéticas: este libro las tiene y será tarea de ustedes, lectores, entenderlas. Pero son irrelevantes porque nunca son iguales. Y por eso hay que buscarlas. Escribo la reseña de Ninguna Nuez porque Mariana me saca de su corriente y me empuja a la orilla. Apenas describo la imagen que veo. Todo cambia cada vez, menos el río, que siempre es el mismo pero nunca es exactamente igual. La parte por el todo o el todo por la parte: un libro de poesía es, en el mejor de los casos, una sinécdoque inagotable. Propongo con esta reseña que si Ninguna nuez lo es, será entonces —y sólo entonces—, un libro de poesía. Yo no he podido refutar esa hipótesis pero les propongo a ustedes que lo intenten: a ver si alguno puede leer dos veces este libro de la misma manera.

Nicolás M. Poulsen
 @NicolasPoulsen