yo ya no tengo un corazón,
tengo apenas un muñoncito,
sólo eso queda de lo que alguna vez hubo.
mi corazón tenía,
como casi todos los corazones,
forma de corazón.
era de tamaño normal
y tenía un color azul noche,
mediando Abril llegaba
su tiempo de cosecha,
brindaba jugos agridulces que
yo transformaba en poemas.
te lo prestaba a cada rato,
un poco de buena,
y otro poco de interesada:
vos lo abonabas y todo crecía.
creo que mi corazón también era
bastante sabroso,
o por lo menos, tentador;
porque un día te lo llevaste a la boca
y en vez de besarlo le mandaste un tarascón
dejando sólo este muñoncito quejoso
que se parece a una lágrima.
una actitud pésima la tuya,
se ve que nadie te enseñó
que es de muy mala educación
dejar comida en el plato.
pobre muñoncito...
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