los dedos golpeando
la ansiedad en el vaso de whisky,
soledad tanguera sobre la mesa,
trompetas de fondo,
el deseo cifrado en la mirada azul.
libertad
un telegrama
y un pasaje de ida.
¡oíd el ruido!
al fin rompí las cadenas.
y un pasaje de ida.
¡oíd el ruido!
al fin rompí las cadenas.
gallito ciego
fuera de vos no soy más que
un montón de huesos
jugando al gallito ciego,
condenada a palpar rostros
en donde nunca te encuentro.
un montón de huesos
jugando al gallito ciego,
condenada a palpar rostros
en donde nunca te encuentro.
El segundo me sacó una sonrisa que no te imaginás,
ResponderEliminarme gusta mucho lo que decís y cómo lo decís.
Hermoso espacio.
Juan